lunes, 18 de junio de 2007

Noticias de último momento...





Un día se hizo tarde, nada podía arreglarse

se supone - digo se supone porque nunca se sabe - todo estaba perdido
hasta que llegó el señor C.
Cuando inventó el proceso de remordimiento se acumuló tanta gente que la cola era inmensa... pero ahí estaba firme, la gente agazapada a la pared.
Para descansar un rato la espalda esperaba fielmente para ingresar a la máquina de arrepentidos y liberar culpas e irresponsabilidades en vida.

El señor C. un día dijo:
"cuidado, no vaya a ser que esta cosa explote y las culpas nuevamente se liberen. Mejor traten de encargarse ahora de estos asuntos y no procesar tantos después, o sino, no alcanzará para el resto"
La gente rió, y nadie hizo mayor caso.
El día que fue la explosión, medio mundo lloraba y la otra mitad moría.
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Este cuento fue narrado por Un padre a su hija el día segundo del mes cuarto, año de mil docientos treinta, en una casa agreste, donde la soledad era bienvenida, la naturaleza aún daba respiros y la gente no tenía mayores culpas que cazar o creer en demonios menores.

1 comentario:

Leonardo López Orozco dijo...

no se si cazar, pero creer en demonios, todo el tiempo.
La caseta para descargarse se me hace a la caseta de suicidios del primer capitulo de futurama.

La cabina s eme hizo como a un psicologo automatico, un descargar la desesperacion en algun tipo de aquina s eme hace notable, asi como el pensadero de Dumbledor de Harry Potter (por cierto yo quiero uno de esos)

Saludos!