
Para Lika...
Mientras más huía más se encontraba, y eso no implicaba nada bueno a la hora de tomar decisiones drásticas. Quién sabe; se dijo, quizás algún día tome la iniciativa correcta. Pero con esta cantidad de pesadillas jamás lograré enfocarme. Puede que yo misma sea el problema.
Escúchame bien, le dijo su amiga que la oía atentamente desde un banco: "las cosas generalmente no suelen ser como los sueños, tienden a aplastar la misma realidad, o al menos, como dicen por ahí, a despertarte más de la cuenta.
Quizás cuando todo esto termine y afloren nuevos campos, un buen viaje será la tónica de ambas. Te imaginas alguna vez nos encontramos en Grecia, o en Francia?
- Es cierto, no lo había pensado de ese modo. Por ahora, en todo caso, quiero estar así porque me canso.
Lo imagino, por eso dejo esta situación en manos de quienes realmente saben de estas cosas
- de quiénes?
ya verás...
Sotto il sole toscano
Una película sencilla, campestre, de esas que uno sabe son no comerciales ni menos caras. La útima vez que aprecié una así fue con Amélie... Under the tuscan sun es una manera muy romántica de ver la vida y las relaciones interpersonales. Pero se concreta en algo más: la vida de la estadounidense Frances... comienza de modo casi mágico cuando se le aparece esta casona antigua, abandonada en el campo, alejada de todo mundanal ruido, y a unas horas de Roma. Frances viaja porque su mejor amiga le regala un pasaje a Italia con todo pagado... ya que ha sufrido una irreconciliable pérdida: su esposo tiene otra mujer, y prácticamente la dejó en la calle al pedir la venta de la casa donde residían juntos. Frances, por tanto, en un ataque desesperado por el momento oscuro que está viviendo, decide hacer este viaje de regalo.
Toscana se presenta maravillosamente, con unos colores fabulosamente ocres, un aire de Italia antigua, la del Renacimiento, personajes utópicos como Katherine, la italiana sibarita, ícono del cine de Fellini. Un amigo adolescente, que al ser polaco no es admitido por la familia de su joven amada. El nexo entre Frances y el resto de los personajes es tan espontáneo como la compra de esa casona inmensa y casi derruida.
Mientras la casa empieza a adquirir toques modernos, la cocina comienza a ser ocupada por la dueña, hay visitas, todo recobra vitalidad. No sólo el rostro de Frances, sino también su entorno. Incluso los colores ocres se tornan más brillantes, los trajes más blancos y las flores crecen con facilidad.
Esta película no está dedicada a la gente hiperrealista, ni menos a las personas que gustan de existencialismos. Más bien toma fuerza y valor cuando es apreciada por gente esperanzada, sensible y más aún: cien por ciento afectiva.
Qué ganas de conocer Toscana!, verdad Lika?